Saludando... y con sombrero propio
En más de una ocasión he leído accidentalmente sobre el origen del sombrero en las Américas, particularmente en el ambiente mesoamericano, describiéndolo como una prenda aportada por los españoles y adoptado por las poblaciones nativas. Incluso, en un periódico principal guatemalteco se cita una investigación del Centro de Estudios Folklóricos, aseverando que se trata de una prenda "herencia de los españoles, pues hasta su llegada se usaban los tocados". Tal afirmación es desacertada, pues la evidencia pictórica y escultural del uso del sombrero abunda en la arqueología precolombina, incluyendo la maya. El sombrero de palma ha sido, desde hace más de un milenio, parte natural del atuendo de nuestros ancestros.
Como ha sucedido en épocas más recientes, ya en el periodo maya clásico el sombrero pasó de ser una prenda utilitaria para protegerse del sol, a una que proveía distinción, elegancia, e identificación del rango social de quien lo portara.
Las manifestaciones más claras de la prenda se encuentran en las numerosas vasijas policromas del periodo clásico maya, provenientes tanto de Guatemala como de las zonas mayas adyacentes.
El uso del sobrero simple, sin adornos, era parte esencial de la vestimenta de viaje, tanto de los nobles como de su séquito, al emprender largos viajes en litera o a pie, como se muestra en la ilustración de abajo. A menudo, como se acostumbra todavía en el altiplano guatemalteco, el sombrero se vestía por encima del tzute (especie de turbante o lienzo amarrado a la cabeza), ya sea para atrapar el sudor, o protegerse del viento y el frío.
(rollout por Justin Kerr)
El sombrero de palma era también atuendo necesario durante las expediciones de cacería. Por ejemplo, una vasija del clásico maya muestra a un cerbatanero cazando aves, probablemente una representación de Hunahpú, uno de los gemelos héroes que protagonizan el Popol Vuh. Su sombrero, además de estar colocado sobre el tzute, está ricamente decorado con una cinta trenzada (quizá multicolor, como se usa en la actualidad en Guatemala), y sobre su copa, tocados de plumas. Nótese la similitud con el sombrero portado por un hombre del altiplano guatemalteco de mediados del siglo XX.
(imágenes de la derecha: rollouts por Justin Kerr)
En otra vasija llamada de tipo códice por su delicada caligrafía, puede apreciarse, además de las plumas que adornan la copa, detalles del tejido de la palma en el sombrero. Sabemos que en toda la región Maya, esta trama de palma tenía una aplicación especial, pues con ella se elaboraban esteras o petates, símbolos del trono donde se sentaban los dignatarios, y por ende, alegoría de la cohesión de una comunidad. La palabra Ahpop, literalmente "el del petate", se refiere aun ahora al gobernante o señor principal de una comunidad maya, y su palacio es "Popol Ha", o casa de la estera (Popol Na, en maya clásico).
(rollout por Justin Kerr)
Atuendo de damas
También las mujeres hacían uso de esta indumentaria, como lo muestra el detalle de otra vasija maya (fotografía de Justin Kerr). En la ilustración, un grupo de damas arriban ante un señor, cargada cada una por un siervo. Las damas parecen saludar, levantándose levemente el sombrero con una mano. Similarmente, una efigie de terracota proveniente de Motul de San José, al norte del lago Peten Itzá, muestra una mujer con sombrero del mismo tipo, colocado sobre un tocado formado con el pelo recogido en alto (fotografía de Christina T. Halperin).
(rollout por Justin Kerr)
(Fotografía de Christina T. Halperin)
Particularmente extraño resulta el uso de grandes y vistosos sombreros, adornados exageradamente con plumas de diferentes tipos, como parte de la indumentaria desplegada por los jugadores de pelota. La ilustración de abajo, de otra vasija del clásico Maya, muestra a individuos listos para iniciar el encuentro, con rodillera y protector alrededor de la cintura. El jugador de la derecha exhibe un sombrero similar al actual sombrero tipo "charro" mexicano, retocado con abanico de plumas en su copa. Podemos imaginarnos que, antes de comenzar el juego, los jugadores dejarían a un lado sus vistosos sombreros, tocados, joyas y otras prendas de valor, objetos que formarían la recompensa que el equipo ganador se llevaría entre el bullicio y gritos de admiradores y detractores.
(rollout por Justin Kerr)
También era usado el sombrero por los músicos, como accesorio para darle vistosidad a su interpretación. La ilustración muestra a un zoomorfo (armadillo), animadamente tocando el tambor, mientras soporta un enorme sombrero adornado con plumas (vasija estilo Chamá, Alta Verapaz, Guatemala.)
Una de las numerosas escenas de vida cotidiana representadas en los murales de Calakmul, ciudad maya en el estado mexicano de Campeche, a 22 millas de la frontera con Guatemala, muestra una escena de mercado, donde una elegante mujer ofrece viandas a los clientes. Viste muy elegantemente un sombrero de ala ancha y copa alta, típicos de ese tiempo, sobre un turbante, mostrando que, aun en la rutina del quehacer diario, el sombrero destacaba como accesorio personal.
En conclusión, el sombrero de palma, todavía fabricado en diferentes lugares de Mesoamérica, y muy valorado como artículo de exportación, es herencia de nuestros antepasados precolombinos y no un artículo introducido por los españoles. Siempre ha sido una prenda esencial para el trabajador, el viajero y el excursionista, y cuando se ornamenta para ocasiones especiales, es símbolo de celebración, estatus y elegancia, más allá de lo meramente utilitario. Esto no quita que el sombrero haya sido independientemente creado por otras culturas (véase como ejemplo, el petaso de los antiguos griegos, o los sombreros de los etruscos), o que su diseño haya sido influenciado por el encuentro con otras gentes. Aun así, el sombrero es tan mesoamericano como el maíz y el chocolate. De manera que, cuando nos encontremos con un amigo o amiga la próxima vez, y nos descubramos la cabeza en señal de deferencia, sepamos que saludamos con sombrero propio.